Una forma revolucionaria de estar saludable
Cuando se trata de las enfermedades hay que pensar en la salud, y el primer componente de la salud es la alegría. La alegría trae curación.
Los hábitos saludables y las leyes naturales de vida que tratamos de transmitir, componen un sistema revolucionario que sostiene que no hay ningún poder de curación en el mundo sino la fuerza de curación natural que Hashem le dio al cuerpo.
Por ejemplo, ¿el Ginseng genera energía? No, lo que hace es producir una respuesta en el organismo porque el cuerpo vivo puede curarse a sí mismo. Todo organismo viviente, animal o vegetal, puede curarse a sí mismo con la única condición que le demos las condiciones para que lo pueda hacer.
Todo aquel que sostiene que hay una fuerza de curación en algo, una persona, o en un animal o planta, o en cualquier sustancia o material, se equivoca. El único poder de curación se encuentra en el cuerpo mismo, porque es algo que el Creador implantó dentro de nosotros.
Nada externo puede curar, y si viene alguien y te dice que el omega 3 o la vitamina B12 pueden curar una determinada enfermedad, es todo vanidad de vanidades, y falta de comprensión de las verdaderas causas de la enfermedad y la salud.
Este poder curativo no es algo que se activa cuando estamos enfermos, sino que funciona constantemente. Es un atributo que Hashem le dio a los seres vivos para que actúe y nos mantenga vivos y saludables en cada instante de la vida. La condición es que debemos darle los elementos que necesita para cumplir su tarea como corresponde a través de la alimentación, la respiración, la actividad física, mental y espiritual adecuada, tal como Hashem lo diseñó desde un principio.
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